Entre los muchos juguetes que existen en el mercado hay una categoría que son los llamados “juguetes de imitación” aquellos que reproducen fielmente los objetos que los adultos usamos en nuestra vida cotidiana pero a escala diminuta y colores más alegres y atractivos para los pequeños.
En edades tempranas, a los niños les fascina el mundo adulto y les encanta imitar lo que nos ven hacer. Además todos coinciden en considerar este tipo de juegos muy necesarios para el desarrollo del niño. La función de este tipo de juegos es bastante interesante, ya que gracias a ellos, el niño va asimilando el funcionamiento del mundo, las relaciones, las normas de comportamiento... Así, analiza también las relaciones que él mismo establece con los adultos que le rodean, ayudándole a comprenderlas mejor.
La industria juguetera lo sabe y por ello existen un sinfín de kits de limpieza, de médicos, cocinas...
Esta categoría de juguetes está muy bien pero les encuentro alguna pega que otra:
Muchas veces los niños los reciben con entusiasmo pero cuando descubren que son en realidad juguetes, pierden su interés por ellos. Es como si considerasen que se les ha tomado el pelo.
Hay niños que reciben encantados el kit de limpieza pero que al poco tiempo seguirán pidiendo que les dejemos barrer con nuestra escoba o pasar el verdadero aspirador...Y es que los niños no son tontos y cuando buscan imitarnos buscan también participar en nuestras tareas y ayudarnos a su vez.
¿Tanto nos cuesta dejarlos barrer o lavar o jugar a la peluquería sometiendo nuestra propia cabeza?A ellos les encanta sentirse útiles y de este modo aprenden un montón. Por supuesto que si se les deja los objetos reales hemos de tener la precaución de que no entrañen peligro y que no sean objetos de valor si no queremos tener un disgusto.
La otra gran pega que pueden tener los juguetes de imitación es que muchos de ellos reproducen fielmente hasta el mínimo detalle dejando poco a la imaginación.
No está mal regalar una cocinita o un cesto de supermercado, por poner un ejemplo, pero es necesario que traigan también las comiditas, los diferentes paquetes de las distintas marcas de productos? Con un poco de nuestra inventiva podríamos ir completando el juguete: añadiendo lentejas de verdad, o piedrecitas que simulen los diferentes productos, o añadir accesorios “invisibles”o hechos a mano... Se ven pocos niños jugando hoy con cosas “invisibles”
Suerte que los niños tienen abundante imaginación para crear diferentes situaciones y no aceptan que todo les venga dado o impuesto. Pero aún así, creo que demasiado detallito en los juguetes no es bueno ni necesario.
Con esto no vengo a decir que no se regalen a los peques este tipo de juguetes que normalmente hacen sus delicias, por supuesto, (ni pretendo cargarme la industria juguetera tal y como están los tiempos.) Tan solo quiero poner de relieve que después de haber adquirido alguno de estos juguetes nos damos cuenta muchas veces que no eran tan ideales ni necesarios como creíamos y que con un poco de inventiva y de diligencia por nuestra parte podríamos dejar a su alcance otro tipo de “juguetes” para que nos imiten.
Pensemos también que aún sabiendo que son juguetes, una vez superada la “decepción” inicial, los niños terminan aceptándolos como juegos que son, ya que para ellos, afortunadamente, todo es juego.