Pensando en las guarderías y en su necesidad me vino a la mente un anuncio de TV de hace ya unos cuantos años, no recuerdo ya ni a qué firma de seguros hacía referencia pero recuerdo la esencia del anuncio porque en su momento, sin ser madre aún, me impactó. Salían dos niños y más o menos venían a decir a sus padres la necesidad de que contratasen ya un seguro de jubilación pensando en su vejez ya que ellos en su día tendrían otras necesidades y no podrían ocuparse de sus viejos papás amén de que tampoco lo consideraban justo y necesario. Todo ello dicho con una naturalidad heladora.
En un mundo ideal no existirían ni las guarderías ni los asilos. Sí, ya sé que ahora se llaman “escuelas infantiles” y “residencias de tercera edad”, términos más acordes con la modernidad y lo políticamente correcto, pero hasta hace relativamente poco se denominaban así. Pero el mundo dista de ser ideal y estos centros en ocasiones son necesarios. Hay padres que deben traer un sustento a casa y no tienen más remedio que dejar a sus hijos al cuidado de otros y hay hijos que tampoco pueden ocuparse de sus ancianos padres. También hay personas que necesitan de un respiro, esto es unas horas al día, algo totalmente comprensible, y no cuentan con más ayuda que estos centros.
Pero también hay una gran cantidad de gente que prefiere anteponer sus propios intereses a las necesidades de sus familiares propiciando así un mundo material e insustancial.
Muchas veces pienso “ si estos padres han optado por dejar tantas horas a sus hijos en una guardería cómo van a cuidar después de sus propios padres?” como también “estos niños que han estado cuidados desde tan pequeños por manos extrañas cómo van a cuidar después a sus padres ancianos?” Caso especialmente llamativo es el de los abuelos que han sido cuidadores de sus nietos y que después no tienen el justo pago que cabría esperar, por qué como digo muchas veces: si no se ha sido capaz de renunciar a algo por un hijo, es raro que se haga por un padre.
No nos engañemos, los egoísmos de hoy son las soledades del mañana. Cuidar de los demás es algo que se aprende en el hogar, se vive con el ejemplo. Seguramente los niños del citado anuncio crecieron sin sentir el auténtico calor del hogar que solo unos padres o unos abuelos pueden proporcionar aunque eso sí, rodeados de un sinfín de bienes materiales. Por otra parte los padres del anuncio serán plenamente conscientes de que si no han sacrificado gran cosa por ellos justo es que en el futuro acaben sus días en una de esas residencias.
Al fin y al cabo es sabido que repetimos esquemas, y muchos de los padres que han optado por guarderías hoy en día pertenecen ya a una primera generación que se ha criado de esta manera, así que no solo lo ven perfectamente normal sino sano y ventajoso para sus intereses.
Un niño que ha visto cómo en su casa se ha cuidado de los mayores, de los bebés, tenderá en su vida adulta a repetir ese esquema.
Necesidad de guarderia:
La necesidad es un concepto ambiguo, relativo, sujeto al criterio de cada cual. Como digo, tanto las guarderías como las residencias son en ocasiones necesarias, y por lo tanto deben existir y con los mejores medios posibles para que los seres que a ellos acudan, los más débiles de nuestra sociedad, se sientan allí bien a gusto.
Siempre que sale el tema de las guarderías hay padres que se sienten atacados y juzgados pero porque hoy en día todo lo queremos, nos cuesta renunciar a unas cosas en aras de otras. Deseamos las mismas ventajas que tienen los demás sin que ello nos cueste demasiado.
Cada cual conoce su verdadera “necesidad” y si ella es suficiente para justificar sus actos no hay más qué decir.
La familia por encima de las guarderías y residencias
No quiero decir aquí que obligatoriamente debamos cuidar de hijos pequeños y padres ancianos renunciando a una vida profesional, aunque sí tenemos responsabilidades de las que no se debe huir.
La familia dignifica al ser humano y no puede ser sustituida por nada en este mundo.
Reclamo la familia como lugar donde unos cuidan de otros porque se quieren, porque quisieron construir una familia, no una sociedad de bienes, y porque todos los miembros tienen igual importancia, tengan la edad que tengan y traigan o no dinero a casa.