sábado, 25 de agosto de 2012

El jardín secreto


Como padres queremos un nido seguro para nuestros hijos, cuando esperamos un bebé, vamos tejiendo un jardín secreto en el cual cuidaremos del pequeño, lo veremos crecer, aprender a hablar, compartiremos nuestro día a día, aprenderemos a conocernos, a querernos, nos llenaremos de experiencias que enriquecerán este largo aprendizaje que es la vida.


Ese nido es palpable, físico, como lo es el hogar en sí, pero también está constituído por maneras, sentimientos, vivencias que lo van alimentando día tras día y que se irán quedando en nuestra memoria, aunque no todo lo recordaremos y como lo sabemos, hacemos fotos, escribimos diarios e incluso blogs, para guardar así un pedacito de este jardín secreto.
Llega un día en el que inevitablemente tenemos que salir de ese paraíso y abrirnos a los demás, a nuevas experiencias y los días en esa Arcadia se van haciendo cada vez más escasos hasta que casi llegan a desaparecer...
Unas veces el cambio es brusco, dado por las circunstancias de la vida y otras veces la salida es paulatina, simplemente propiciado por el devenir de los días, incluso en ocasiones logramos recomponer un nuevo jardín que servirá para otro período de tiempo...

Puede que, en ocasiones el jardín físico haya desaparecido o cambiado y es entonces cuando cobra más fuerza que nunca la parte  espiritual, intangible de aquel jardín. En otras ocasiones puede que se tambalee el jardín intangible y entonces encontremos refugio en los recuerdos físicos, pero en realidad ese jardín secreto, con base sólida, hecho a base de mimo y en el que tanto hemos dejado de nosotros mismos, habitará para siempre en nuestras almas y nos acompañará adonde quiera que vayamos, hasta el fin de nuestros días, siendo siempre nuestro refugio, el sitio al que a todos nos gustaría regresar.



domingo, 12 de agosto de 2012

Natación infantil

Es un tema recurrente del verano, se pasa mucho tiempo en piscinas, playas, lagos... el riesgo de ahogamiento supone una gran inquietud para los padres y por ello muchos se lanzan a apuntar a sus hijos cada vez desde más tierna edad a cursillos de natación con mayor o menor éxito...

Natación infantil en www.crianzaconapego.com

Aprender a nadar


Los niños están preparados para aprender a nadar cuando se han familiarizado con el medio acuático y le han perdido el miedo natural que se le pueda tener. Los padres podemos ayudar acompañando a nuestros hijos, desde muy pequeños en su descubrimiento del agua, de manera lúdica, jugando e iniciándoles sin ánimo de que aprendan cuanto antes, llegando hasta donde ellos estén dispuestos a llegar.


Cursillos de natación


No tengo a priori muy buena opinión sobre los cursillos de natación impartidos a niños muy pequeños, de 3 a 6 años, considero que a esas edades es preferible jugar en el agua o hacer los primeros pinitos en compañía de los padres. Y ello por varias razones:
  • de seguridad: normalmente los monitores de natación tienen a varios pequeños a su cargo, la vigilancia no es extrema, si los momentos de descuido se pueden dar estando a solas con nuestro propio hijo, cómo no se van a dar momentos de peligro estando en la piscina 10 niños con un solo monitor? de hecho todos hemos oído desgraciados casos...
  • de salud: respirar el cloro de las piscinas cubiertas no es lo más saludable para los más pequeños, hay numerosos estudios que así lo manifiestan, el cambio de temperaturas que se experimenta de la piscina a los vestuarios también puede traer problemas de salud.
  • de respeto al niño: los monitores de natación, con todos mis respetos para la labor que realizan, no suelen dar prioridad al respeto a los sentimientos del niño a la hora de enfrentarse al agua, sé de muchos casos de total ausencia de empatía cuando el niño manifiesta terror al agua o simplemente falta de ganas de zambullirse... episodios dramáticos se dan en los vestuarios con niños que incluso llegan a vomitar ante la frialdad ya no solo del monitor sino de los propios padres que piensan que no hay que hacer caso si el niño lo pasa mal, lo ven normal, cuestión de acostumbrarse...
Por supuesto que esto no siempre es así, existen cursillos y monitores respetuosos con los niños y que permiten el paso de los padres mientras se imparten las lecciones, así como piscinas con bajo nivel de cloro pero desgraciadamente, no suele ser la tónica general.

Saber nadar no es equivalente de 0 riesgos


Que los padres quieran que los niños aprendan a nadar es totalmente comprensible, el agua nos da muchos momentos de divertimento, es un sano ejercicio, es práctico y reduce la peligrosidad en un medio, que a casi todos nos inspira respeto. 
Muchos padres bajan la guardia en el momento en el que ven que el cursillo ha dado resultado, o que ya se inician como nadadores y no debería ser así, los niños muy pequeños necesitan de una vigilancia cuando se enfrentan al agua en piscinas y playas por mucho que ya sepan nadar, los riesgos siempren están ahí y ellos son muy pequeños aún para dejarlos así, nunca sabemos cómo van a reaccionar ante un peligro o si, inconscientemente sus juegos les pueden llevar a situaciones comprometidas.

Resumiendo:


Saber nadar es maravilloso y compartir esos momentos en el agua con nuestros hijos ha de ser siempre un divertimento responsable y agradable para todos, incluídos nuestros pequeños.