Hay mucha gente que piensa que los bebés y los niños no pintan nada en la cocina y que es mejor mantenerlos alejados de ella, ya sea por razones de seguridad o simplemente para evitar que molesten a quien está realizando las tareas culinarias.
Desde que nació, mi hija ha necesitado de mucho contacto físico y visual con su madre, en los primeros meses solía ponerla a descansar en su coche de paseo acompañándome allá donde yo estuviese. Según fue cumpliendo meses y ganando en movilidad, era muy infeliz si la dejaba en el parque (corralito) aunque oyese mi voz y pudiese verme ya que ella necesitaba estar lo más cerquita de mí posible. Así que resultó un buen truco ponerla en la trona, donde estaba segura en la cocina, mientras yo realizaba las tareas, de esta manera ella estaba tranquila y además se fue familiarizando con todo lo que implica cocina: lavar los alimentos, prepararlos, cocinarlos, recoger después...
Ya entonces hubo quien me recriminó que la niña estuviese conmigo en la cocina, “por su bien”, porque no es un lugar adecuado para los niños ya que está lleno de peligros, etc, Yo no pongo en duda que haya peligrosidad, es evidente que hay que mantener unas precauciones, la más básica procurar mantener alejados a los niños de los fogones, pero siendo precavido creo que la cocina es un espacio para compartir con los adultos como cualquier otro en el hogar.
Además, en mi opinión, se crea un entorno más seguro si se muestra a los niños todo lo que hay a su alrededor que si les escondemos las cosas y andamos con misterios ridículos. Por otra parte, de la observación y de la cantidad de tiempo que pasemos con nuestros hijos vamos viendo de qué son capaces y hasta dónde pueden llegar sin menoscabo de su integridad física.
Más tarde, sobre los 18 meses, la empezamos a hacer partícipe de pequeñas tareas a su medida, como desenvainar guisantes, preparar su papilla, batir huevos, mezclar masas y todo aquello que veíamos apto para ella. Hoy sigue disfrutando mucho en la cocina y nosotros con ella. Las tardes lluviosas disfrutamos mucho haciendo rosquillas o bizcochos. Y también le encanta lavar los platos!