domingo, 12 de agosto de 2012

Natación infantil

Es un tema recurrente del verano, se pasa mucho tiempo en piscinas, playas, lagos... el riesgo de ahogamiento supone una gran inquietud para los padres y por ello muchos se lanzan a apuntar a sus hijos cada vez desde más tierna edad a cursillos de natación con mayor o menor éxito...

Natación infantil en www.crianzaconapego.com

Aprender a nadar


Los niños están preparados para aprender a nadar cuando se han familiarizado con el medio acuático y le han perdido el miedo natural que se le pueda tener. Los padres podemos ayudar acompañando a nuestros hijos, desde muy pequeños en su descubrimiento del agua, de manera lúdica, jugando e iniciándoles sin ánimo de que aprendan cuanto antes, llegando hasta donde ellos estén dispuestos a llegar.


Cursillos de natación


No tengo a priori muy buena opinión sobre los cursillos de natación impartidos a niños muy pequeños, de 3 a 6 años, considero que a esas edades es preferible jugar en el agua o hacer los primeros pinitos en compañía de los padres. Y ello por varias razones:
  • de seguridad: normalmente los monitores de natación tienen a varios pequeños a su cargo, la vigilancia no es extrema, si los momentos de descuido se pueden dar estando a solas con nuestro propio hijo, cómo no se van a dar momentos de peligro estando en la piscina 10 niños con un solo monitor? de hecho todos hemos oído desgraciados casos...
  • de salud: respirar el cloro de las piscinas cubiertas no es lo más saludable para los más pequeños, hay numerosos estudios que así lo manifiestan, el cambio de temperaturas que se experimenta de la piscina a los vestuarios también puede traer problemas de salud.
  • de respeto al niño: los monitores de natación, con todos mis respetos para la labor que realizan, no suelen dar prioridad al respeto a los sentimientos del niño a la hora de enfrentarse al agua, sé de muchos casos de total ausencia de empatía cuando el niño manifiesta terror al agua o simplemente falta de ganas de zambullirse... episodios dramáticos se dan en los vestuarios con niños que incluso llegan a vomitar ante la frialdad ya no solo del monitor sino de los propios padres que piensan que no hay que hacer caso si el niño lo pasa mal, lo ven normal, cuestión de acostumbrarse...
Por supuesto que esto no siempre es así, existen cursillos y monitores respetuosos con los niños y que permiten el paso de los padres mientras se imparten las lecciones, así como piscinas con bajo nivel de cloro pero desgraciadamente, no suele ser la tónica general.

Saber nadar no es equivalente de 0 riesgos


Que los padres quieran que los niños aprendan a nadar es totalmente comprensible, el agua nos da muchos momentos de divertimento, es un sano ejercicio, es práctico y reduce la peligrosidad en un medio, que a casi todos nos inspira respeto. 
Muchos padres bajan la guardia en el momento en el que ven que el cursillo ha dado resultado, o que ya se inician como nadadores y no debería ser así, los niños muy pequeños necesitan de una vigilancia cuando se enfrentan al agua en piscinas y playas por mucho que ya sepan nadar, los riesgos siempren están ahí y ellos son muy pequeños aún para dejarlos así, nunca sabemos cómo van a reaccionar ante un peligro o si, inconscientemente sus juegos les pueden llevar a situaciones comprometidas.

Resumiendo:


Saber nadar es maravilloso y compartir esos momentos en el agua con nuestros hijos ha de ser siempre un divertimento responsable y agradable para todos, incluídos nuestros pequeños.




12 comentarios:

  1. La verdad es que a mi siempre me ha gustado mucho el agua y cuando Minerva tenía unos seis meses nos apuntamos a matronatación en una piscina adecuada para ello (en su momento hablé de nuestra experiencia). No para que aprendiera a nadar, porque hasta los cuatro años (creo, no lo recuerdo muy bien) no tienen la capacidad de aprender realmente a nadar, sino para disfrutar, siempre viendo que ella esta a gusto, y mucho menos sin forzar. Estuvimos sólo unos meses porque ya se acercaba el verano.
    Disfrutamos mucho.

    Estoy totalmente de acuerdo en que no hay que forzarles y tiene que ser siempre para disfrutar, aunque pretendamos que aprendan (ya más mayores como digo).

    Mi sobrino con 4 años empezó clases en verano de natación, que continuó con 5 años, y ahora con 6 se defiende fenomenal. Ahora, no le quitamos el ojo de encima, porque es un niño por mucho que "sepa nadar". Y si te soy sincera, si a mi hija le gusta, me gustaría dentro de unos años enseñarla también a nadar, quizás yo misma pueda hacerlo, qué mejor profesora que su madre ;)

    El tema de la seguridad la verdad es que no me lo había planteado, supongo que porque en matronatación los papás siempre estamos con ello. Es un factor importante a tener en cuanta.

    Un abrazo

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    1. Me alegro tanto de tu experiencia en matronatación como la de tu sobrino.
      Mientras los niños disfruten, adelante! el problema es cuando se convierte en una imposición o cuando los padres presionan por sentirse acomplejados si su hijo aún no sabe nadar y el resto de niños que ven habitualmente sí.
      Creo que hoy en día hay mucha prisa en los padres que están ansiosos por ver a sus hijos alcanzar nuevas destrezas: nadar, andar en bici, ir en patines... cada vez se empieza antes con estas disciplinas, esto es muy de hoy en día, es importante respetar los ritmos de cada niño.
      Todos, todos, acabarán nadando, aunque no todos será olímpicos ;)
      Muchas gracias por compartir tu visión, un beso.

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  2. Esta vez no estoy muy de acuerdo contigo, básicamente por nuestra experiencia.La mia de pequeña fue horrible.
    Los bebés están en un medio acuático en nuestra barrigota, cuando nacen están físicamente preparados para saber aguantar la respiración debajo del agua, esto se pierde con el tiempo si no se ejercita, entonces es cuando vienen los medios, cuando "olvidan" que no tienen que respirar debajo de agua y les entra agua y lógicamente tienen sensación ahogo. Si desde muy pequeños se les propia el contacto con el agua para que no pierdan esto, no sienten ese pánico. Nosotros apuntamos a David cuando tenía dos años y dos meses, porque no le tenía ningún miedo al agua y le encantaba, así que probamos. Las clases eran de un monitor por un niño. El profesor un encanto. Muy respetuoso. Yo estaba con ellos en la piscina también coloboraba con ellos, no me iba a ir como otros padres dejando a mi hijo llorando a moco tendido. Ni muerta. En un mes estaba supersuelto y encantado. Sabía cuando tenía que no respirar y cómo tenía que hacer para desplazarse, aunque el sólo no podía. Se tiraba del bordillo sin miedo, siempre con vigilancia constante, pero también era consciente de sus. Al mes ya pasó a una clase con más niños, con el mismo profesor y otro más. Yo en el borde de la piscina sentada. A la más mínima que quería dejar la clase nos íbamos hasta el día siguiente. Con todos los niños genial, en la dinámica de juegos, con confianza plena en su profe y en nosotros. En invierno quizso seguir, pero entre el parón de comienzo de curso, que no estaba su profe de siempre ni sus compañeros...no quiso. Quería ir a nadar pero sólo conmigo así que nos poníamos en la calle continua a las clases y el hacía lo mismo que ellos pero conmigo. Duramos sólo tres días. Este verano. Tres años y dos meses de nuevo. Ya en la piscina olímpica, ha aprendido a sacar la cabeza para respirar y sabe desplazarse, se nada sólo casi media piscina olímpica. Yo siempre en el borde, acompañando, vigilando, alentando y disfrutando de su disfrute. Es maravilloso ver cómo se lo pasa, cómo avanza, cómo se siente capáz y se pone límites más altos cada vez a sí mismo, cómo se divierte con sus amigos y profesores (continúa su profe aunque no es su profe. Si no quiere estar la clase entera no estamos, si algún niños está más sensible los monitores lo acompañan, se adaptan a cada niño, a unos les exigen más a otros los ayudan más, según sus capacidades. Ahora tenemos mucha más tranquilidad en la piscina, porque aunque estamos siempre con el se desenvuelve muy bien solo y nuestra mano siempre está para que se coja cuando lo necesite. Es un disfrute total. En cuanto al cloro de las piscinas...creo que si después hay una ducha con cremita para la piel no debe de haber problemas y si está resfriado...pues no lo llevas y punto.
    Después de mi horrible experiencia de pequeña, que me llevaba a pensar como tu, con la experiencia con el peque ha cambiado totalmente mi opinión.
    En la piscina es un niño pez, pero en la playa...eso ya es otra historia. No lo forzamos, le dejamos hacer, ir a su ritmo.
    Creo que como en todo, depende de cada niño. De respetar sus ritmos también en esto. Habrá quien se sienta cómodo con dos y quien lo haga con 7. También dependerá de la actitud de los padres, de los monitores...
    Un beso

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    1. Pues me alegra que no estemos de acuerdo por esta vez, que si no es un rollo...
      Y quizás no estemos en tan desacuerdo como crees, tal vez no he expresado del todo bien lo que quería decir con esta entrada, ya que en lo esencial opinamos igual: mientras es un disfrute para los peques y con las debidas precauciones, me parece estupendo. Otra cosa es esa estúpida presión que existe hoy en día sobre los niños y que nos lleva a no respetar ni sus miedos ni sus ritmos. Porque en eso sí discrepamos tal vez: y es que el agua no es nuestro medio natural por mucho que en el vientre materno estemos sumergidos en el líquido amniótico...
      El miedo al agua, que tiene mucha gente, es un miedo ancestral, no pertenecemos a ella. Hace un tiempo vi un reportaje en el que se desmontaba un poco el mito de los bebés y el agua, si bien es cierto que al nacer es un acto reflejo en el medio acuático, este se pierde al poco tiempo, como es natural, por mucho que vayamos a la piscina todos los días.
      Hay niños con más miedo que otros, y nuestra misión sería trabajar ese miedo y que los niños vayan ganando confianza para que nazca en ellos el deseo de aprender a nadar.
      Hay estudios que apuntan riesgos para las vías respiratorias si se permanece mucho tiempo en piscinas cubiertas, pero supongo que es como todo, con moderación...
      Gracias por compartir tu experiencia y la de tu hijo con el agua, se te ve orgullosa y alegre porque él también lo disfruta :)
      Un beso!

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    2. La verdad María, es que más que orgullosa feliz de que lo disfrute tanto como yo. Y si, estar de acuerdo siempre es muy aburrido, me gusta el intercambio de opiniones.
      Te dejé un premio en el blog a pesar de no saber si los recoges o no, pero me lo decía el corazoncito :)
      http://www.lagallinapintadita.com/2012/08/premio-tu-blog-desprende-carino.html
      Muac

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    3. Seguro que sí, nos da mucha felicidad verlos disfrutar :)
      Gracias por el premio, de verdad que los agradezco, pero no suelo recogerlos...
      Un beso y feliz verano!

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  3. Cuando nació Paula, pensamos apuntarla a natación al poco tiempo para que se fuera familiarizando con el agua y lo pasara bien, pero nuestra hija tiene dermatitis atópica y nos dio un poco de miedo. De todas formas, hasta que cumplió su primer mes de vida no le gustó la bañera, así que no parecía que le fuera a gustar la piscina...Y así fue. Este verano la hemos llevado a la playa y a la piscina y no le gustó nada de nada. Hasta pasados unos días no quiso mojarse en la piscina, bien agarradita a su padre y hasta el bañador. Así que sin forzar, la sacamos y otro año será. Cada niño tiene su ritmo y la nuestra de momento, es de secano, je,je...
    Por cierto, ahora hay piscinas sin cloro, le echan una solución salina que deja la piel fenomenal y casi no huele. Es mucho mejor para la piel de todos, en especial la de los niños.
    Un beso.

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    1. Había oído hablar de esas piscinas, deben de estar muy bien, a ver si cada vez hay más.
      Es cierto, cada niño tiene sus impresiones con el agua, nosotros hemos de acercarles ese medio pero sin abrumarlos. Hay padres hoy en día que siente auténtica vergüenza si su peque de 5 años usa aún los manguitos o los ruedines en la bici...
      Otro beso y gracias por dejar comentario!

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  4. No sé si habrás leido este artículo sobre el tema. Está muy interesante y va un poco en la línea de tu entrada.
    He de reconocer que a mí tampoco me parece necesario meter a un bebé en el agua tan pequeño, son más los inconvenientes que las ventajas.

    http://www.bebesymas.com/noticias/belgica-desaconseja-la-natacion-para-bebes-menores-de-un-ano

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    1. Gracias por el enlace, opino lo mismo que vosotros a ese respecto, saludos!

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  5. Opino igual que tú María M., este verano estuvimos de vacaciones en un hotel con varias piscinas y había muchas familias con niños pequeños,la gran mayoría llevaban manguitos o flotador o ambas cosas a la vez y yo opino que lo mejor es que se familiaricen con el agua sin nada de esto y con la ayuda de los papás. Incluso vi niños de entre 3 y 6 años que estaban solos en la piscina y sus papás los observaban desde fuera, pienso que en el agua hay que vigilarlos de cerca y constantemente, aunque sepan nadar o lleven flotadores y manguitos que en realidad no son tan seguros como la gente se cree, porque se pueden pinchar, impiden la movilidad y la mayoría no se usan para la edad recomendada o simplemente no tienen la correspondiente homologación de la CE, saludos!!

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