miércoles, 31 de agosto de 2011

Rabietas

Los temidos berrinches suelen llegar a todos los niños entre los dos y los tres años de edad, aunque también es frecuente que empiecen unos meses antes de los 2 años y que se prolonguen pasados los 3 años. Como se sabe, es una etapa normal, una especie de “adolescencia del bebé” por la que hay que pasar y que pone a prueba los nervios hasta de los padres más pacientes.
Crianza con Apego

Sin entrar a valorar el origen de las rabietas, que puede ser muy diverso, en mi humilde opinión creo que la mayoría provienen de sentimientos de frustración que experimenta el bebé y que no sabe cómo canalizarlos. Hay expertos que dicen que mejoran sensiblemente una vez que el niño adquiere más soltura con el lenguaje pero yo no estoy del todo de acuerdo, pienso que se pueden seguir dando con igual o incluso más intensidad.

Las rabietas son unas explosiones incontrolables de furor, son muy intensas y están cargadas de emoción, el niño lo vive como si en ello le fuera la vida entera. Son momentos muy desagradables y nos desconciertan grandemente tanto a adultos como a niños llegando incluso a crispar los nervios. A los adultos nos queda el poder pasar por ellas lo más dignamente posible y no es fácil.

Crianza con Apego
El detonante puede ser cualquier nimiedad y una vez pasados unos minutos de rabieta es posible que hasta el propio niño olvide el por qué se inició. Son muchos los expertos que recomiendan actuar con indiferencia hasta que por sí sola la rabieta se pase para hacer ver al niño en cuestión que no consigue nada de los padres actuando así.


A mí, este modo de mantener distancias y cierta frialdad nunca me ha salido y no creo que sean maneras de tratar a un niño que realmente en ese momento está sufriendo, aunque reconozco que no existe fórmula mágica ante las rabietas y que quizás lo que nos fue útil en una no nos sirve en otra.

Mi hija no ha tenido muchos berrinches, aunque los más terribles han sucedido siempre de noche y más bien ligados a sus problemas para dormir, pero cuando esto ha ocurrido siempre he tratado de ser lo más empática posible con ella, y cuando nada funciona sí he tenido que dejar que llore a gusto para luego intervenir consolándola. Hay muchos niños que en el momento del berrinche no soportan que se les acerquen sus padres, lo cual es difícil de digerir para unos padres que han criado siempre con respeto y apego. Y es que en ocasiones sí es bueno tomar distancia y calmarse también el adulto si vemos que no vamos por buen camino.

Crianza con Apego

Las rabietas dejan “mal sabor de boca” es por ello que cuando las aguas vuelven a su cauce no hay que escatimar en mimos que ayuden a borrar el mal trago. Y si se puede mantener una conversación con el niño acerca de lo que ha pasado es aún mejor para que ellos mismos vayan aprendiendo a conocerse.

8 comentarios:

  1. Me parecen unas reflexiones muy interesantes y coincido bastante con tu visión, aunque aún no tengo experiencia práctica y en la teoría se ve todo más sencillo. Espero ser capaz de afrontarlas bien cuando lleguen.

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  2. La verdad es que cuando ocurren nos sentimos un poco desvalidos y dependiendo de la intensidad o del momento se reacciona de una u otra forma, se requieren enormes dosis de autocontrol, no hay que olvidar que el que más sufre es el niño. Tranquila, seguro que lo harás lo mejor que sepas. Un abrazo!

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  3. Yo tambien opino que no existe ninguna formula magica para parar una rabieta, ademas me parece contraproducente pararla. El niño en ese momento esta desbordado por las emociones intensas que no es capaz de controlar.. esto tambien nos pasa a los adultos.. a mi por lo menos me pasa y eso que tengo cierto grado de autocontrol y raciocinio. Yo opino que lo mejor que podemos hacer los padres es acompañar al niño en ese momento, que no se sienta solo y aunque no nos deje tocarle ni acercarnos mantenernos "ahi" donde el nos deje pero no abandonarle ni ignorarle. Si que estas situaciones nos pone a prueba a los padres.. se despiertan muchas cosas en nuestro interior. Y no caigamos en el "como se ha podido poner asi por esa tonteria", a los ojos del niño seguro que no ha sido ninguna tonteria. Besos!

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  4. Carol, totalmente de acuerdo. El llanto como desahogo a estas edades es necesario, el problema está en ocasiones cuando se "enquista" la rabieta, es decir que se prolonga demasiado o cuando a veces ese acompañar en la rabieta es difícil porque el niño se pone agresivo...
    Gracias y un abrazo!

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  5. Supongo que en cada momento la forma de actuar será diferentes, pero claro hablo desde la teoría, miedo me da llegar a ese momento!!!
    Saludos

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  6. lamamadeunabruja, las rabietas son momentos duros pero conviene no olvidar que los que peor lo pasan son ellos, los niños. No temas, con amor todo se sobrelleva. Hasta pronto!

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  7. Si bien este post de las rabietas data ya de más de 1 año y medio, quiero postear aquí porque realmente me interesa mucho el tema. Tengo 2 hijos varones, uno de 3 años y otro de 1 año. Ambos me hacen rabietas. Sí sí, el de 12 meses también!! No recuerdo que mi hijo más grande las haya hecho a esta edad... Creo que él empezó al año y medio. El chiquitín se pone "rabioso" si no le sale algo que intenta (con un juguete, o ponerle la tapa a algo, etc), si el hermano le saca algo, si le decimos que "no" (aunque sea suavemente), y mil etcéteras. Pero con él no tengo problemas (por decirlo de alguna manera), sé que es muy pequeño, intento atender a todas sus rabietas, trato de explicarle, aunque aún no me entienda, lo abrazo, lo alzo, me da ternura. Pero con el más grande es otra historia, porque, como decís María, hay veces que la rabieta "se enquista". Pasan los minutos, incluso las horas, y él sigue con bronca, no para de llorar, de gritar. Realmente me supera, y muchas veces pierdo la paciencia y le grito, lo pongo de penitencia en su habitación, y me doy cuenta de que termino haciendo lo mismo que él: un berrinche. De más está decir (o tal vez no está de más) que después me siento muy, pero muy culpable. Hablo con él, lo lleno de besos y abrazos y le pido disculpas por gritarle. Pero no sé cómo solucionarlo!! Cómo evitar que me colme la paciencia. Es que tengo que hacer siempre lo que él quiere para que no haga una rabieta?? Por ejemplo, si por él fuera, iría todos los días a casa de su abuela, mi mamá. La vemos seguido, día por medio, pero hay días que lo busco del jardín (del colegio) y quiero ir a casa con mis 2 peques, pero él me pregunta "adónde vamos?" Y yo le digo "a casa...vamos a jugar..." y enseguida "quiero ir a lo de abuela Dora!!!!!" y llanto y gritos, y como además está cansado (tiene sueño), se pone de mal humor, y no hay cómo sacárselo. Y no es sólo por ir a lo de la abuela, puede ser por varias cosas. En fin, lo de mi mamá, tal vez sea porque él el apego lo tiene con ella, ya que yo lo he dejado a su cuidado desde que tenía 3 meses (que fue cuando me reincorporé al trabajo), en cambio después de mi hijo más chico aún no he vuelto a trabajar. En fin... a veces no sé qué hacer...

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    Respuestas
    1. Es cierto, ante las rabietas muchas veces nos sentimos perdidos, no sabemos cómo actuar... y lo peor es que si nos dejamos llevar y "malactuamos" en caliente podemos lamentar muchas cosas. Lo mejor es siempre intentar prevenirlas, observar al niño y estar alerta ante la posibilidad de rabieta. Normalmente estas suceden cuando el niño está cansado, con falta de sueño o hambriento, así que hay que tratar de anticiparse y si llega la rabieta, tratar el fondo: ponerle a dormir, a comer...
      Es fácil decirlo, lo sé pero detrás de toda rabieta hay un niño que en ese momento está frustrado por algo que no logra controlar. Si no logramos calmarlo o calmarnos, es mejor separarse por unos instantes y dejar que lloren, que se desahoguen, las aguas volverán a su cauce después.
      Gracias por tu comentario!

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